
En Éfeso las distancias son engañosas, y la distribución del espacio, sorprendente. Da la impresión de que tenían más tiempo para todo, y menos prisas. Claro, tenían 2000 años más por delante.

Una de cal y otra de arena; la casa de la Vírgen María parecía más un parque temático que un santuario.

Aquí tambien prefieren el suelo para comer. Se sienta uno como en casa.

Las ruinas asoman a veces por lugares inesperados.

Las playas aún no se han llenado de turistas, y la gente en bañador es minoría.


Es sorprendente de cuánta gente te tienes que despedir después de pasar allí tres días. Guardo un recuerdo muy especial de Jimmy's Place (www.artemisguesthouse.com), donde recibimos un trato exquisito.

