Seguramente aquella tarde F. y M. pensaban que aquel primer beso 
entre ellos era altamente improbable, y fue necesario que sonara Only 
You mientras bailaban para hacerlo posible.
Ahora, con la inversión de 
la prueba efectuada, sólo escuchando Only You podemos imaginar el beso 
inevitable disfrazado con los ropajes falsos de lo inverosímil.
 
 
