Naturalmente,  no hay ninguna novedad en esta clase de desobediencia civil. La  encontramos, en una de sus manifestaciones sublimes, en la negativa de  Shadrach, Meshach y Abednego a obedecer las órdenes de Nabucodonosor, en  aras a la ley moral superior. La practicaron de modo soberbio los  cristianos primitivos, que estaban dispuestos a enfrentarse con leones  hambrientos, con el dolor insoportable de la tortura antes que someterse  a ciertas leyes injustas del imperio romano.
Hasta cierto punto, la  libertad académica es actualmente una realidad porque Sócrates practicó  la desobediencia civil. En nuestra nación, el Boston Tea Party fue un  acto colectivo de desobediencia civil.  (...)
No hemos de olvidar jamás que todo  cuanto hicieron los húngaros que luchaban por la libertad se reputaba  “ilegal” en Hungría. “Ilegal” era ayudar y consolar a un judío en la  Alemania de Hitler. Aún así, estoy seguro de que, si hubiera vivido  entonces en Alemania, hubiese ayudado y consolado a mis hermanos judíos.  Si actualmente viviese en un país comunista donde han sido suprimidos  ciertos principios inherentes a la fe cristiana, abogaría abiertamente  por la desobediencia a las leyes antirreligiosas del país. 
Carta desde la Cárcel de Birmingham
Martin Luther King
1963  
Estas ilustraciones pertenecen al libro Así no se juega, de Carmen Sara Floriano, Fausto Giles, Isabel Orjales y Rubén Toro,               publicado por Editorial CEPE dentro de la colección Cuento Contigo
 




 
 
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