Por supuesto el joven hindú es optimista. Ha estado en América y ha sido contaminado por el idealismo barato de los americanos, contaminado por las bañeras que hay en todas partes, por los grandes almacenes de cinco y diez centavos, por el bullicio, la eficiencia, la maquinaria, los altos salarios, las bibliotecas públicas, etc., etc. Su ideal sería americanizar la India. No está en absoluto de acuerdo con la manía regresiva de Gandhi. Adelante, dice él como un hombre de la Y.M.C.A. Mientras escucho sus relatos de América, comprendo cuán absurdo es esperar de Gandhi el milagro que desviará la marcha del destino. El enemigo de la India no es Inglaterra sino América. El enemigo de la India es el espíritu del tiempo, la palanca que no puede ser vuelta atrás. Nada será eficaz para neutralizar este virus que está envenenando el mundo entero. América es la encarnación misma de esta contaminación. Arrastrará al mundo entero al abismo sin fondo. [...]
En cierta forma la certidumbre de que no ha de esperarse nada tuvo un efecto saludable en mí. Durante semanas y meses, durante años, en verdad, toda mi vida había estado esperando ansiosamente que algo sucediera, algún suceso exterior que cambiara mi vida, y ahora, de pronto, inspirado por la absoluta desesperanza de todo, me sentía aliviado como si me hubieran quitado un gran peso de las espaldas.
Trópico de Cáncer 1934
Henry Miller
Arco de Eros
EDAF 1976