En los viajes que hacemos a Granada no suele darnos tiempo de todo lo que queremos hacer, y tampoco suele importarnos. Sin prisa, nos sentamos alrededor de una mesa, o en el 22, y charlamos. Yo saco mi cuaderno y dibujo sabiendo que la situación se puede alargar horas. Eso me gusta. Suelo dibujar a gusto.
Dibujo flores
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dibujo a Sofía, que se sonríe porque sabe que la estoy dibujando, pero disimula.
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Dibujo a la gente que conozco por allí, como Óscar, que improvisó una cena magnífica
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o, simplemente, lo que se me ocurre: