Si algunos han tenido por sospechosos conceptos y frases de Prudencio, otros han tomado partido por los herejes que él atacaba, y Pedro Bayle le acusa de contestar a los maniqueos con una petición de principio. ¿Por qué no impide Dios el mal?, preguntaban aquéllos: quien no impide el mal, es causa de él.
Y Prudencio no contesta, como Bayle supone, porque el hombre peca libremente, sino porque el hombre fue creado libre para que mereciese premio. Y como es más digno de la Providencia crear seres libres que fatales, la contestación de Prudencio ni es petitio principii, ni es tan fácil de resolver como el escéptico de Amsterdam imagina. 1
1. (Véase, en vindicación de Prudencio, los capítulos XV a XX de la excelente Prudentiana del P. Arévalo, que antecede a la edición de Roma, 1788, que es la que siempre sigo)
Historia de los Heterodoxos españoles
Volumen 1º, libro 1º
Marcelino Menéndez y Pelayo
Centro Superior de Investigaciones Científicas
Madrid 1992