jueves, noviembre 13, 2014

Insustancialidad y libre mercado

 ¿Qué tienes que decir sobre la teoría de que en una economía de mercado libre se le da a la gente lo que quiere y, si no lo quiere, es libre de rechazarlo y buscar otra cosa?
Ya, claro, Eso funciona unos tres días. [risas.]
Después, el tipo que tiene más éxito empieza a comprar la parte de los otros, y muy pronto deja de ser un mercado libre. Entonces te hacen tragar las cosas a la fuerza, tanto si quieres como si no, porque es el único que las tiene.
Luego, encuentra la manera barata de quedarse con la mayor parte del dinero, ya sea para vivir la vida o para invertir en cualquier otra cosa a su alcance de la que pueda sacar algo, comprando las partes de los pequeños empresarios. (...)
Poco a poco, el producto se volvió más insípido y artificial. La gente se acostumbró a esa falta de sabor y a esa artificialidad porque resulta más fácil; es predecible, confiable.
Es como una hamburguesa del McDonald's: sabes lo que puedes esperar. Se elimina el factor de incertidumbre. No va a ser una pasada, pero será comestible.
Es igual en todas partes: es práctico, cómodo y barato. Rápidamente, todo en la vida se reduce a eso. Todo en la vida se reduce a una hamburguesa McDonald's: es comestible, pero no tiene mucha sustancia.
¿Cree que hay una falta de moral en ese proceso?
Sí, lo creo. Creo que hay que ser muy avaricioso y cruel para hacerle eso al mundo con el único fin de amasar una fortuna.
Entrevista de Gary Groth a Robert Crumb
publicada originalmente en
The Comics Journal, núm. 121, abril de 1988
R. Crumb: Entrevistas y Cómics
Gallo Nero Ediciones S.L.
2014

viernes, noviembre 07, 2014

Hambre de ruiseñor

En la entrada del camino de la ciénaga se había puesto un anuncio que decía “Macondo” y otro más grande en la calle central que decía “Dios existe”. En todas las casas se habían escrito claves para memorizar los objetos y los sentimientos. Pero el sistema exigía tanta vigilancia y tanta fortaleza moral, que muchos sucumbieron al hechizo de una realidad imaginaria, inventada por ellos mismos, que les resultaba menos práctica pero más reconfortante.
(...) el padre  se recordaba apenas como el hombre moreno que había llegado a principios de abril y la madre se recordaba apenas como la mujer trigueña que usaba un anillo de oro en la mano izquierda, y (...) una fecha de nacimiento quedaba reducido al último martes en que cantó la alondra en el laurel.
Cien años de Soledad
Gabriel García Márquez
Edición Conmemorativa
Real Academia Española y
Asociación de Academias de la Lengua Española
Madrid 2007