viernes, enero 05, 2018

War is over (if you want it)

"Convendría, a mi juicio, a todos los hombres el mantener la paz y los oficios comunes de humanidad y amistad en la diversidad de opiniones, puesto que no podemos razonablemente esperar que cualquiera se ofrezca presta y obsequiosamente a dejar su propia opinión y a abrazar la nuestra con una resignación ciega a una autoridad que el entendimiento del hombre no reconoce.  Pues, aunque pueda a menudo equivocarse, no puede conocer otra guía que la razón, ni someterse ciegamente a los dictados del otro.
Si el que queréis traer a vuestras opiniones es una persona que examina antes de asentir, tenéis que darle permiso a su conveniencia para que vuelva a examinar las razones y, rememorando lo que está fuera de su mente, examine los detalles, para ver de qué lado está la ventaja; y si él no encuentra argumentos de bastante peso para meterse otra vez en tantos trabajos, eso no es sino lo que confrecuencia hacemos nosotros en caso parecido; y nosotros tomaríamos a mal si otros nos prescribieran qué puntos debíamos estudiar: y si es de los que desean tomar sus opiniones a crédito, ¿cómo podemos imaginar que habría de renunciar a los principios que el tiempo y la costumbre han establecido de tal forma en su mente que él los cree evidentes y de una certeza indudable; o que él considera que como impresiones que ha recibido del mismo Dios, o de los hombres enviados por Él? ¿Cómo podemos esperar, digo, que opiniones así afincadas sean abandonadas ante los argumentos o la autoridad de un extraño o adversario, particularmente si hay alguna sospecha de interés o designio, como nunca deja de ocurrir cuando los hombres se hallan maltratados?
 
Haríamos mejor en apiadarnos de nuestra mutua ignorancia y en tratar de  eliminarla por todos los medios corteses y de información a nuestro alcance, y no en tratar instantáneamente mal a los otros como obstinados y perversos porque no renuncian a sus opiniones y aceptan las nuestras, o por lo menos las que tratamos de hacerles aceptar, cuando es más que probable que nosotros no seamos menos obstinados al no abrazar alguna de las suyas.
[...] La necesidad de creer sin saber, es decir, a menudo con razones my débiles, en este efímero estado de acción y ceguera en que estamos, debía hacernos más afanosos y cuidadosos en informarnos que en coaccionar a otros... Hay razón para pensar que si los hombres estuvieran mejor instruídos tendrían menos afán de imponerse sobre otros." [John Locke, Ensayo sobre el entendimiento humano, Libro IV, Cap. XVI, sec. 4]
Ctdo. en Historia de la Filosofía
Bertrand Russell
Grandes Obras de la Cultura
RBA editores
Madrid 2009