Agregó que la categoría de los pinches tiranitos había sido dividida en cuatro más. Una estaba compuesta por aquéllos que atormentan con brutalidad y violencia. Otra, por aquéllos que lo hacen creando una insoportable aprensión. Otra, por aquellos que oprimen con tristeza. Y la última, por esos que atormentan haciendo enfurecer.
-La Gorda está en una categoría especial -agregó-. Es una repinche tiranita suplente. Te hace la vida imposible, por el momento. Hasta te da de bofetadas. Con todo esto te está enseñando a ser imparcial, a ser indiferente.
-¿Como puede ser esto posible? -protesté.
-Todavía no has puesto en juego los ingredientes de la estrategia de los nuevos videntes -dijo-. Una vez lo hagas, sabrás cuán eficaz e ingeniosa es la estratagema de usar un pinche tirano. Te aseguro que no sólo elimina la importancia personal, sino que también prepara a los guerreros para entender que la impecabilidad es lo único que cuenta en el camino del conocimiento. (...)
De hecho, lo que convierte a los seres humanos en pinches tiranos es precisamente el obsesivo manejo de lo conocido.
El Fuego Interno
Carlos Castaneda
Colección Nagual
Gaia Ediciones
Madrid 1994