En casa de la niña que nació gratis había una televisión en blanco y
negro, pero los colores eran por entonces tan previsibles que nunca se
dió cuenta de aquella pequeña limitación del artefacto.
Pero sólo en Valladolid, naturalmente.
Por eso la niña
que nació gratis se quedo tan sorprendida en casa de su abuela cuando
descubrió que, contra todo pronóstico, Espinete era rosa, y no beige.
La cosa estaba clara: Espinete, en Valladolid, se ponía rosa.