Todos los viajes son paréntesis.
Estambul está lleno de lugares agradables donde tomar un té o fumar un narguile.
Este caballero, que no hablaba una palabra de inglés, me animó a dibujarle y posó para mí. Cuando le ofrecí el dibujo como regalo lo rechazó, pero apuntó su teléfono y nombre en la hoja. Al irnos descubrimos que había pagado nuestra cuenta.
Vivimos muchas experiencias parecidas en Turquía. Los turcos son, probablemente, el pueblo más acogedor que jamás he conocido. En justa correspondencia, algunos de los dibujos que hice allí los regalé, así que vuelvo con menos de los que hice. No importa; fui a Turquía para viajar y conocer, no para rellenar un blog.
