-Espera, espera -replicó, interrumpiendo a Oblonski-. Dices que es un aristócrata pero, permíteme que te pregunte: ¿en qué consiste la aristocracia de Vronski, o de cualquier otra persona? ¿Y acaso puede justificar el desprecio que se me ha mostrado? Consideras que Vronski es un aristócrata, pero yo no comparto tu opinión.
(...) No, perdona, pero yo considero aristócratas a las personas que, como yo, pueden hacer gala de tres o cuatro generaciones honradas, que se distinguen por su alto grado de educación (el talento y la inteligencia son otra cosa), que no se inclinan ante nadie ni tienen necesidad de nadie, como mi padre y mi abuelo. Y conozco a muchos hombres así.
Regalas treinta mil rublos a Riabinin y consideras mezquino que cuente los árboles de mis bosques. Pero tú recibirás rentas por tus tierras y no sé qué más, mientras que yo no recibiré nada. Por eso aprecio lo que he recibido de mis antepasados y lo que he obtenido de mi trabajo...
Los aristócratas somos nosotros, no quienes viven de la limosna de los poderosos de este mundo y los que se dejan comprar por un par de monedas.
(...) No, perdona, pero yo considero aristócratas a las personas que, como yo, pueden hacer gala de tres o cuatro generaciones honradas, que se distinguen por su alto grado de educación (el talento y la inteligencia son otra cosa), que no se inclinan ante nadie ni tienen necesidad de nadie, como mi padre y mi abuelo. Y conozco a muchos hombres así.
Regalas treinta mil rublos a Riabinin y consideras mezquino que cuente los árboles de mis bosques. Pero tú recibirás rentas por tus tierras y no sé qué más, mientras que yo no recibiré nada. Por eso aprecio lo que he recibido de mis antepasados y lo que he obtenido de mi trabajo...
Los aristócratas somos nosotros, no quienes viven de la limosna de los poderosos de este mundo y los que se dejan comprar por un par de monedas.
Anna Karénina
Lev N. Tolstói
Clásica Maior
Alba Editorial, s.l.u.
Barcelona, 2010