Esta claridad. la historia, es despiadada; hay en ella esa condición extraña y divina: que, por muy luz que sea, y precisamente porque es luz, pone muchas veces sombras donde veíamos rayos luminosos; convierte al mismo hombre en dos fantasmas diferentes y uno ataca al otro y hace justicia, y las tinieblas del déspota luchan con el deslumbramiento del capitán.
De ahí se deriva una dimensión más certera en la valoración definitiva de los pueblos. Babilonia violada empequeñece a Alejandro; Roma encadenada empequeñece a César; Jerusalén asesinada empequeñece a Tito.
La tiranía va en pos del tirano. Para un hombre es una desdicha dejar tras de sí una oscuridad que tenga su forma.
Los Miserables
Victor Hugo
Traducción de María Teresa Gallego Urrutia
Alianza Editorial
Madrid 2013