Si me admiro del sobrecogedor paisaje en la carretera Manali-Leh, me como 20 horas de autobús con una ventanilla rota, y el consecuente trancazo. Si me entusiasmo con las aguas termales de Manali para ducharme, me ducho en un cubo.
Si acepto los precios de las habitaciones, duermo con sus bichos. Si me llevo el recuerdo de la gente que se ofrece a ayudarme en la estación para conseguir un billete de Pune a Bombai, también la indolencia de los vendedores en sus ventanillas.Si admiro a Gandhi, desprecio el sistema de castas. Si intento aprender Yoga en 15 días, lo banalizo. Si me río de las coreografías de Bollywood, renuncio a entender otro código estético y narrativo.
Demasiadas veces de entre las posibilidades que te brinda la India ninguna te acaba de convencer. De todas formas, con frecuencia la mejor opción no es la que eliges, sino la que te elige a ti.
Este es el único lugar que conozco en el que "ya iremos viendo" no es una manera de aplazar la decisión, sino una decisión en sí misma.
lunes, septiembre 22, 2008
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