lunes, agosto 27, 2018

Manzana fiscal

 
El sector más conservador de la sociedad espartana temía el efecto corruptor del dinero, pero finalmente, y tras encendidos debates, se admitió el oro y la plata como tesoro público, aunque se prohibió la posesión a los particulares, sin pensar en lo ridículo que era apreciar una cosa en público y despreciarla en privado [Plutarco, Lisandro, 16.2.]; eso hacía que muchos espartanos tuvieran a buen recaudo el dinero fuera del país, depositado en templos o santuarios [según Ateneo (6.223F), los ricos guardaban su dinero en Arcadia).].
Es muy posible que Lisandro, que supuestamente se mantuvo en la más estricta pobreza, enviara aquellas riquezas para corromper la férrea moralidad de los espartanos, que de esa manera tendrían que aceptar esa nueva forma de vida basada en el imperio.
 Sin duda, olvidó la vieja profecía del oráculo de Delfos que anunciaba que la avaricia causaría la ruina de Esparta [Este famoso oráculo se recuerda en Cicerón, Sobre los deberes, 2.77 y Plutarco, Agis, 9 y Moralia, 239F.].
Esparta
Javier Murcia Ortuño
Alianza Editorial
Madrid 2017