lunes, julio 18, 2011

Nada de preguntas fáciles

Ésa vez me había complicado poco la vida, ésa es la verdad; mi profesor miraba mi trabajo con cara de escepticismo y, como su despacho siempre estaba de bote en bote, porque verle corregir era a la vez divertido y didáctico, a mi me iban ganando colores y sudores, como si en vez de al papel Basik me miraran a mí.
Entonces el profesor, mientras se diluía su gesto de desaprobación en la actitud afable que le caracterizaba, me dijo:
- Mira, esto del Arte va de hacerte preguntas. A veces son preguntas difíciles, o incluso preguntas que no tienen respuesta. Pero no pasa nada, porque lo importante es que te preguntes algo que quieras saber. La pregunta es más importante que la respuesta, porque la respuesta será la que tenga que ser, pero la pregunta sólo puede ser la que tú elijas.


- Pero uno tiene que ser honrado, si te preguntas una cosa que ya sabes que la sabes ¡entonces no vale! Entonces ¡no tiene gracia! - y mientras pronunciaba la última frase, abría mucho los brazos y los ojos, como si me hubiera pillado haciendo trampas al Parchís.
Entonces sí que me puse colorado: me había pillado en un renuncio mucho peor porque, al fin y al cabo, yo no estaba en primero de Parchís.