En
general, parece darse la tendencia a arriesgar más para evitar una
pérdida que para consolidar una ganancia. "Hay gente que incurre en
riesgos mayores para evitar pérdidas, por ejemplo, en escándalos
políticos", dice John Allen Paulos.
"A
menudo, lo que acaba con un político no es el pecado original -que
suele ser bastante menor-, sino el proceso de intentar esconderlo. Es
decir, que se arriesga más para cubrir una pequeña pérdida que para
acentuar la posibilidad de ganancia".
El alma está en el cerebro
Eduardo Punset
Santillana Ediciones Generales, S.L.