Sofia descansa, que bien merecido lo tiene. Y yo la dibujo con el pincel chino que me ha regalado. Un cosa extraordinaria, este pincel, que permite modular línea como nada que yo haya probado. Conviene mantener la muñeca en alto y apoyar sólo el codo, así que es necesario tener claro lo que se está haciendo. No es que yo suela encajar, pero con esto es impensable. Esa es la gracia.
Cuando no hay sitio para el error, el acierto puntúa doble.
viernes, junio 30, 2006
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