miércoles, diciembre 11, 2013

Dificultades de un zurdo

 Ser zurdo, como ser homosexual, daltónico, o negro en el primer mundo, no supone en sí mismo defecto ni virtud. Pero es una condición que le sitúa a uno en incómoda minoría. Le obliga a vivir en un mundo diseñado para los otros, permanentemente incómodo, en el que sentirse extranjero hasta en la propia casa.
Los botones de los electrodomésticos, las tijeras, los abrelatas, los frenos de la bicicleta, los tornos del metro y, en definitiva, todo lo que no sea rigurosamente simétrico estética y funcionalmente se convierte en artefactos diabólicos empeñados en llevar la contraria a la naturaleza propia.
Hay que entender, además, que no es fácil para un zurdo reconocerse en el espejo, y eso hace la aceptación de la propia lateralidad aún más difícil. Porque cuando un zurdo mira su reflejo no se ve a sí mismo. No. Lo que ve es un ser inexistente: la persona que habría sido si hubiese nacido diestra.