¿Una gymkana en la que se debe pasar por un número determinado de monumentos, y traer pruebas, por ejemplo, una foto, o una piedra?
¿Un viaje espiritual iniciático, en el que conocer a sadhús y monjes que guarden la llave de la sabiduría?
¿Una ocasión de aprender supervivencia, o de practicar inglés?
¿Una excentricidad, que nos haga sentir diferentes?
¿Un buen rapapolvo a nuestra conciencia, un ejercicio de humildad?
¿Una coartada, para volver cargados de demagogia licitada por el viaje?
¿Una oportunidad de conocer a otras personas, y de conocer los propios límites?
¿Un reto moral, cómo sobrevivir entre la miseria del prójimo sin que se le caiga a uno la cara de vergüenza?
¿Un ejercicio de desmitificación, porque en todas partes cuecen habas (a veces con más picante)?
¿Una manera de matar el rato en vacaciones, con la seguridad de no aburrirte?
¿Un cursillo intensivo para aprender a estar solo?
¿Una aventura, algo que contar, que se disfrute más en el recuerdo que en el presente?
¿Un aprendizaje personal, sobre cómo aprender a decidir, y alcanzar la libertad, sin el ruido habitual que no nos deja escucharnos?
¿Una medalla ganada, al rebufo de la leyenda que otros construyeron para este viaje, cuando este viaje era otro?
¿Un choque cultural, del que sacar una definición del ser humano por el mínimo común denominador?
Creía haberme traído un montón de cosas en la mochila, pero cuando la abrí al llegar a casa, estaba llena de preguntas...
viernes, septiembre 04, 2009
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