jueves, abril 28, 2011

Escepticismo escatológico

Esta desconfianza respecto a los mecanismos judiciales continúa en el siguiente dicho Q (Q 6, 37-38), "no juzguéis y no seréis juzgados". Más revelador aún de los recelos de Q respecto a los tribunales es Q 12, 58-59, que aconseja arreglarse con los acreedores antes de llegar al tribunal. Piper (Piper, Ronald A. 1995. "The Language of Violence  and the Aphoristic Sayings in Q: A Study of Q 6:27-36) aduce casos paralelos de personas de las clases sociales inferiores metidas en pleitos (Llewelyn, S. R. New Documents Illustrating Early Christianity. Vol. 6: Inscriptions and Papyri First Published  in 1980-81. North Ryde, N. S. W., Australia: Macquarie Univ.:90-922). Aún más oportunos son los indicios procedentes de Egipto reunidos por Roger Bagnall (Bagnall, S. Roger 1989. "Official and Private Violence in Roman Egipt", BASP 26:201-16)) y Deborah Hobson (1993 v.ss.).

Estos datos indican claramente que entre las clases más bajas, las demandas ante los tribunales eran el último y no un primer recurso, y normalmente presuponían estados preliminares de arbitraje, mediación, negociación y coacción (Hobson, Deborah W. 1993. The Impact of Law on Village in Roman Egypt", en Law, Politics and Society in the Ancient Mediterranean World, ed. Baruch Halpern-Deborah W. Hobson, Sheffield: Sheffield Academic Press: 199). Así, la situación evocada en Q 12, 58-59 no es un intento inicial de un prestador de cobrar una deuda, sino un estadio tardío dentro de un proceso largo.
Resulta notable el pesimismo de Q. Que la reclamación del acreedor sea o no justa parece que no hace al caso; el veredicto es de prever. Los campesinos y los agricultores arrendatarios sabían que cuando llegaban al tribunal habían entrado en un territorio extraño donde sus intereses no serían protegidos, especialmente si estaban implicados demandantes de la clase superior (Garsney, Peter. 1970. Social Status and Legal Privilege in the Roman Empire. Oxford: Clarendon).
Cualquier clase de solución informal, por injusta que fuera, era preferible al remedio judicial.
Q, El Evangelio Desconocido
John S. Kloppenborg
Ediciones Sígueme
Salamanca 2005

viernes, abril 15, 2011

Parénesis del matrimonio.

Por esa época los misioneros rastrillaban el desierto persiguiendo concubinas para casarlas. Iban hasta las rancherías más olvidadas en un camioncito decrépito, con cuatro hombres de tropa bien armados y un arcón de géneros de pacotilla.
Lo más difícil de aquella cacería era convencer a las mujeres, que se defendían de la gracia divina con el argumento verídico de que los hombres se sentían con derecho a exigirles a las esposas legítimas un  trabajo más rudo que a las concubinas, mientras ellos dormían despernancados en los chinchorros.
Había que seducirlas con recursos de engaño, disolviéndoles la voluntad de Dios en el jarabe de su propio idioma para que la sintieran menos áspera, pero hasta las más retrecheras terminaban convencidas por unos aretes de oropel.
A los hombres, en cambio, una vez obtenida la aceptación de la mujer, los sacaban a culatazos de los chinchorros y se los llevaban amarrados en la plataforma de carga, para casarlos por la fuerza.
La Increíble y Triste Historia de la Cándida Eréndira y de su Abuela Desalmada
Gabriel García Márquez
Barral Editores
Barcelona, 1972

martes, abril 05, 2011

La democracia a la sombra

El más destacado filósofo social del siglo XX, John Dewey, concluyó que "la política es la sombra que proyecta la gran empresa sobre la sociedad" y seguirá siendo así mientras el poder resida en "la empresa para el beneficio privado a través del control privado de la banca, la tierra y la industria, reforzado por el dominio de la prensa, las agencias de noticias y otros medios de publicidad y propaganda". 

En consecuencia, las reformas no bastarán. Es necesario un cambio social fundamental para conseguir una democracia efectiva.

Estados Fallidos.
El Abuso de Poder y el Ataque a la Democracia.
Noam Chomsky
Ediciones B, S.A.
Barcelona 2007