Una bellota no es un roble. Los cerdos de Jabugo se alimentan de bellotas, no de robles. Y un cajón de bellotas no constituye un robledo. Un roble es un árbol, mientras que la bellota no es un árbol, sino sólo una semilla. Por eso la prohibición de talar los robles de un determinado bosque no implica la prohibición de recoger sus bellotas.
Sin embargo, es obvio que hay una íntima relación entre el roble y la bellota. El roble actual se originó a partir de una cierta bellota, del mismo modo que esa bellota se originó a partir de un cierto zigoto (óvulo fecundado por un grano de polen en el interior de una flor de otro roble). Entre el zigoto, la bellota y el roble, hay una continuidad genealógica celular: la bellota y el roble se han formado mediante sucesivas divisiones celulares (por mitosis) a partir del mismo cigoto. Ese linaje celular es un organismo. Ese zigoto, esa bellota y ese roble constituyen diversas etapas de un mismo organismo. Una bellota no es un roble, pero es una etapa inicial de un organismo que (en circunstancias favorables) podría alacanzar otra etapa distinta en la que sí sería un roble. Es lo que Aristóteles expresaba diciendo que la bellota no es un roble de verdad, un roble en acto, pero que encierra en sí la potencialidad de llegar a convertirse en un roble y es, por tanto, un roble en potencia.
(...) Cuando el espermetazoide de un hombre penetra en el óvulo maduro de una mujer y los núcleos haploides de ambos gametos se unen para formar un nuevo nucleo diploide, se forma un zigoto que, en circunstancias favorables, puede convertirse en el inicio de un linaje celular humano, de un organismo que en sus diversas etapas puede ser mórula, blástula, embrión, feto y, finalmente, un humán en acto, hombre, o mujer. Aunque estadios de un mismo organismo, un zigoto no es una blástula, ni un embrión es un humán. Un embrión es un conglomerado celular del tamaño y peso de un renacuajo o una bellota, que vive en un medio líquido y es incapaz por sí mismo de ingerir alimentos, respirar o excretar (no digamos ya de sentir o pensar), por lo que sólo pervive como parásito interno de su madre, a través de cuyo sistema sanguíneo come, respira y excreta.
Desde luego este parásito encierra la portentosa potencialidad de desarrollarse durante meses hasta convertirse en hombre o mujer. Es un milagro maravilloso y la mujer en cuyo seno se produzca este milagro puede sentirse realizada, orgullosa y satisfecha. Pero, en definitiva, es a ella a quien le corresponde decidir si es el momento oportuno para realizar milagros en su vientre.
El niño es un anciano en potencia, pero un niño no es un anciano, ni tiene derecho a la jubilación. Un hombre vivo es un cadáver en potencia, mas un hombre vivo no es un cadáver. Enterrar a un hombre vivo es algo muy distinto y de muy diversa gravedad que enterrar un cadáver.
Una oruga es una mariposa en potencia, pero no es una mariposa actual. Una bellota es un roble en potencia, pero no es un roble de verdad. A los vegetarianos, a los que les está prohibido comer carne, les está permitido comer huevos, porque los huevos no son gallinas, aunque tengan la potencialidad de serlo. Un embrión no es un hombre, y por lo tanto eliminar a un embrión no es matar a un hombre. El aborto no es un asesinato. Y el uso de células madre en la investigación, tampoco.
Jesús Mosterín
Austral Ciencias y Humanidades
Editorial Espasa Calpe, S.A.
Madrid 2008