lunes, noviembre 21, 2011

Elogio de lo poco y lo pequeño


¿Qué tiene de bueno lo grande? Se ha dicho muchas veces que el mundo padece la calamidad de lo grande y de ello nos ofrecen ejemplos clínicos nuestras grandes ciudades.  Hay muchas ciudades que posiblemente hayan rebasado los límites del buen gobierno debido a las muchas cosas que no funcionan en ellas. ¿Acaso no sería mejor preguntarnos para qué necesitamos las ciudades?

Gracias a los sistemas modernos de trasporte y de comunicación, ya no es preciso que las empresas se encuentren a una distancia que pueda cubrirse andando o tomando un taxi. ¿Cuántas personas hay que necesitan estar una cerca de la otra para ser felices? La gente que acude en rebaño a las ciudades en busca de trabajo y de una vida más interesante volvería de nuevo a aquellos lugares de donde procede si encontrara en ellos aquel trabajo y aquella vida. (...)
Para inducir a la gente a adaptarse a unas nuevas formas de vida menos devoradoras y por tanto menos contaminadoras, no necesitamos hablar de frugalidad ni de austeridad como quien habla de sacrificio. Hay contigencias de reforzamiento en las que la gente sigue persiguiendo la felicidad (e incluso llega a alcanzarla), consumiendo mucho menos de lo que ahora se consume.
El análisis experimental de la ciencia de la conducta ha venido a demostrar de forma meridiana que lo que cuenta no es la cantidad de bienes de consumo (según apunta la ley de la oferta y la demanda), sino la relación contingente entre los bienes y la conducta. He aquí que la razón que, para estupor del turista americano, explica que en el mundo haya gente más feliz que nosotros teniendo mucho menos.
B. F. Skinner
Prólogo, 1976
Walden Dos
Historia del Pensamiento
Ediciones Orbis, S.A.
Barcelona 1985
Estas ilustraciones pertenecen al libro Hacer Amigos, de Carmen Sara Floriano, Fausto Giles, Isabel Orjales y Rubén Toro, publicado por Editorial CEPE dentro de la colección Cuento Contigo