lunes, mayo 21, 2012

Sueño prestado.

Éste es un sueño que no he soñado yo; me lo han prestado. Pero está tan bien soñado, que me pareció oportuno ponerlo aquí.
Llego al hotel. Está en una ciudad de aire italiano muy antiguo, con suelos de madera como los de El Resplandor. Hay muchos pasillos y habitaciones, unas muy lujosas, con camas de dosel, lámparas de araña y bañeras metálicas de principios del siglo XX y otras, aunque también bonitas, más humildes, como de albergue juvenil.
Por el hotel, hay soldados amigables que nos dicen que ha estallado la revolución y que el hotel es del pueblo, que puede alojarse quien quiera y que cada uno podemos coger la habitación que queramos, gratis. Empiezan a verse punkis y gente como salida de un after pululando por allí. A mí me entra miedo de que me roben el móvil y el ordenador e intento encontrar la habitación donde los he dejado para ponerlos a buen recaudo. Voy abriendo puertas. Encuentro una pareja de amigos en una habitación con el suelo cubierto de colchones y me tranquiliza verlos, pero sigo buscando.
Me encuentro con mi novio, y gente de su entorno. Me da mucha alegría, casi lloro, porque siento como si le hubiera perdido y luego encontrado. Me dice que nunca le puedo perder, porque está en mi cabeza y en mi vientre y así siempre le llevo conmigo. Estamos contentos y emocionados y me tumbo a dormir con él, pero yo sigo con la preocupación por el teléfono. Es casi de día, al día siguiente tengo curso y no he dormido nada. Estoy a gusto, pero le dejo durmiendo, y sigo buscando el teléfono por el hotel.
En una de las habitaciones, está mi hermano desnudo, sentado en un colchón. Está como siempre, pero medio calvo y con pelo blanco, de viejo, con una melena fea. Le digo que qué disgusto ha tenido y me dice que me siente, que tiene que contarme. Me cuenta que su exnovia se ha ido a trabajar a USA y que fue a verla y no le hizo ni caso, que por eso lo dejaron y que ahora ya no puede hacer pesas y se ha quedado calvo. Me lo cuenta en tono de broma, pero le noto muy triste.
Me da mucha pena ver triste a mi hermano y dejarle sólo, pero tengo que ir al curso, y me hago el firme propósito de que cuidaré más de mi hermano para que vuelva y le pondré bueno para que mi madre no le vea calvo y no se preocupe.
Pienso que tengo que dar más amor al mundo, o algo.