lunes, diciembre 10, 2018

Tristes secuestros iracundos

¡Cuántas veces no hemos tenido que lamentar la disponibilidad en nuestro haber lingüístico de todo un repertorio de injurias, movilizable, como un ejército bien organizado, a las primeras de cambio, una panoplia de insultos ajena y anterior a nuestra ira y aun a nosotros mismos!
¡Ah, si la ira ira, en los breves instantes de nuestro enejenamiento, se nos hubiese quedado muda e inerme, sin una palabra que echarse a la boca, sin un papel preexistente y genérico que encarnar!
¡Si la mano no hubiera dispuesto, entre sus esquemas de acción, del modelo de la bofetada!
Lo malo del enajenamiento no es el vacío en que nos quedamos, sino el que dispongamos de todo un juego de papeles típicos dispuestos a llenar ese vacío a la menos vacilación y a subrogarnos y hasta suplantarnos en el trance;
lo malo no es la mera ausencia de nosotros mismos, sino la irrupción de ese alter genérico e impersonal que produce tantas conductas indiferenciadas e inespecíficas, y por tanto estólidas y ciegas.
Semana primera: Liber Scriptus Proferetur
las Semanas de Jardín
Ensayos I
Rafael Sánchez Ferlosio
Debate - Penguin Random House Grupo Editorial
Barcelona 2015