miércoles, septiembre 28, 2011

Nobleza

-Espera, espera -replicó, interrumpiendo a Oblonski-. Dices que es un aristócrata pero, permíteme que te pregunte: ¿en qué consiste la aristocracia de Vronski, o de cualquier otra persona? ¿Y acaso puede justificar el desprecio que se me ha mostrado? Consideras que Vronski es un aristócrata, pero yo no comparto tu opinión.
(...) No, perdona, pero yo considero aristócratas a las personas que, como yo, pueden hacer gala de tres o cuatro generaciones honradas, que se distinguen por su alto grado de educación (el talento y la inteligencia son otra cosa), que no se inclinan ante nadie ni tienen necesidad de nadie, como mi padre y mi abuelo. Y conozco a muchos hombres así.
Regalas treinta mil rublos a Riabinin y consideras mezquino que cuente los árboles de mis bosques. Pero tú recibirás rentas por tus tierras y no sé qué más, mientras que yo no recibiré nada. Por eso aprecio lo que he recibido de mis antepasados y lo que he obtenido de mi trabajo...
Los aristócratas somos nosotros, no quienes viven de la limosna de los poderosos de este mundo y los que se dejan comprar por un par de monedas.

Anna Karénina
Lev N. Tolstói
Clásica Maior
Alba Editorial, s.l.u.
Barcelona, 2010

lunes, septiembre 19, 2011

El sueño de la razón, o de la crisis

Hace tanto que los barracones empezaron a derruirse que nadie recuerda cómo eran los techos, Lanzamos los pocos huesos que no podemos roer a los gatos, demasiado rápidos para nuestras fuerzas, porque queremos saber qué hemos comido. Algunos huesos son ignorados, porque los gatos tienen una especie de sexto sentido que les protege del canibalismo. Nosotros empezamos a maldecir el no tener ese sexto sentido cuando los gatos recuperaron el interés en las sobras de nuestras raciones.

He conseguido una habitación para mí solo, así que cada vez somos menos. Las ruinas están tan presentes que no consigo determinar los límites. Álvaro y Gonzalo, los dos hermanos, cantan con un mano en el hombro del otro. Están celebrando un cumpleaños. Felicito a Álvaro por la intensidad del momento, es un magnífico guión. De pronto me horroriza descubrir que es real, y que mi mente está fallando, pero aún más comprender en sus ojos que él mismo ha dudado por un momento.

Han conseguido un loro, y lo han puesto al fuego. Es ridículo pensar que habrá para todos. Nos dicen que vayamos saliendo del recinto, para ser trasladados al siguiente barracón, pero sabemos que ése es el último. Aún así son buenas noticias: me despierto antes de escuchar el primer disparo. Miro el reloj: son las tres menos cuarto.

Me pregunto de dónde he sacado una pesadilla tan lúgubre. ¿Ha sido el paseo por los sótanos de Tabacalera? ¿La mayor frecuencia con la que me he sorprendido al girar una esquina con alguien durmiendo en un banco, o en un soportal? Hubo un detalle en concreto ¿qué era?... Uno de ellos llevaba gafas. Eran un modelo moderno, de esos que pesan poco. No, quizá las últimas noticias sobre la amenaza de desabastecimiento de medicinas en Grecia. En realidad era aún más siniestra la garantía de nuestro gobierno de que en España no había peligro... La historia ha demostrado que la capacidad de los gobiernos para mentir es muy alta, pero la capacidad de los pueblos para mentirse a sí mismos es aún mayor.

En los momentos que siguen a las pesadillas a veces nos atenaza un miedo pueril que nos impide cerrar otra vez los ojos. Es el mismo miedo que precede a las pesadillas hechas realidad, y que impide a los pueblos abrir los ojos a tiempo.

jueves, septiembre 15, 2011

Inconformismo

IGNACIO.-(Deja de reir, grave.) Estáis envenenados de alegría. Pero sois monótonos y tristes sin saberlo... (...) Quédate con tu alegría; con tu Carlos muy bueno, y muy sabio... y completamente tonto, porque se cree alegre. Y como él Miguelín, y don Pablo y todos ¡Todos! Que no tenéis derecho a vivir, porque os empeñáis en no sufrir; porque os negáis a enfrentaros con vuestra tragedia, fingiendo una normalidad que no existe, procurando olvidar e, incluso, aconsejando duchas de alegría para reanimar a los tristes...
(...)
Hacéis mal negocio. Porque vosotros sois demasiado pacíficos, demasiado insinceros, demasiado fríos. Pero yo estoy ardiendo por dentro; ardiendo con un fuego terrible, que no me deja vivir y que puede haceros arder a todos... Ardiendo en esto que los videntes llaman oscuridad, y que es horroroso..., porque no sabemos lo que es. Yo os voy a traer la guerra, y no la paz.
JUANA.-No hables así. Me duele. Lo esencial es que te quedes. Estoy segura de que será bueno para todos.
IGNACIO.-(Burlón.) Torpe.. y tonta. Tu optimismo y tu ceguera son iguales... La guerra que me consume os consumirá.
JUANA.-(Nuevamente alfligida.) No, Ignacio. No debes traernos ninguna guerra. ¿No será posible que todos vivamos en paz? No te comprendo bien. ¿Por qué sufres tanto? ¿Qué te pasa? ¿Qué es lo que quieres?
(Breve pausa)
IGNACIO.-(Con tremenda energía contenida.) ¡Ver!
JUANA.-(Se separa de él y queda sobrecogida) ¿Qué?
IGNACIO.-¡Sí! ¡Ver! Aunque sé que es imposible, ¡Ver! Aunque en ese deseo se consuma estérilmente mi vida entera, ¡quiero ver! No puedo conformarme. No debemos conformarnos. ¡Y menos, sonreir! Y resignarse con nuestra estúpida alegría de ciegos, ¡nunca!
En la Ardiente Oscuridad
Antonio Buero Vallejo
Colección Austral
Editorial Espasa-Calpe
Madrid, 1991

martes, septiembre 06, 2011

Autopista a la fe

Dear Prudence
Greet the brand new day
The sun is up, the sky is blue
It's beautiful and so are you
Dear Prudence
Won't you come out and play?

Dear Prudence
Open up your eyes
Dear Prudence
See the sunny skies
The wind is low, the birds will sing
That you are part of everything
Dear Prudence
Won't you open up your eyes?
Look around 

Dear Prudence
Let me see you smile
Dear Prudence
Like a little child
The clouds will be a daisy chain
So let me see you smile again
Dear Prudence
Won't you let me see you smile?
Lennon-McCartney
Beatles - White Album
 1968, AppleRecords

jueves, septiembre 01, 2011

La verdad más antigua


 Y:140
-¿Quién hay, amigo mío,
que pueda subir al cielo?
¡Sólo los dioses [moraban]
con Sâmâs por siempre!

Pero la humanidad
tiene contados sus días,
haga lo que haga
no es más que aire.
¡Y tú, entonces,
le temes a la muerte!
Y:145
¿A qué fin tu tenaz valentía?
Voy a marchar ante ti,
y que tu boca me grite:
"¡Adelante, no tengas miedo!"
Si caigo,
me habré procurado un nombre.
Tablilla de Yale  (Y/OB III)
 2º milenio A.C.
Epopeya de Gilgamesh, rey de Uruk
Traducción y edición de Joaquín Sanmartín
Editorial Trotta
Barcelona 2005, 2010