Angelo Dundee movió la cabeza afirmativamente:
- Cuando el boxeador no se acuesta, se convierte en un hombre agresivo, voluntarioso, irritado, ansioso por pelear. Cuando se acuesta, se porta como un gatito. Quizá sea una cosa más psicológica que física.
Cuando uno mantiene al boxeador alejado de las mujeres, en el campamento, golpeando sacos, pegándose con otros boxeadores, día tras día, el boxeador sale al cuadrilátero dispuesto a hacérselo pagar todo a su contrincante.
¿Quién quiere luchar, después de hacer bien el amor? Todas las guerras han sido provocadas por líderes que jamás gozaron haciendo el amor. Por ejemplo, Hitler, Mussolini, Napoleón. Y lo mismo cabe decir de nuestros actuales políticos partidarios de la guerra.
El boxeador que ejerce normalmente la sexualidad, siguiendo el consejo de los médicos, es como un plácido gatito, sin empuje, sin resentimiento, sin coraje. Los médicos no saben lo que es el boxeo.
El Más Grande. Mi propia historia
Muhammad Ali (Cassius Clay) y Richard Durham
Editorial Noguer
Barcelona 1976