¿Qué tienes que decir sobre la teoría de que en una economía de mercado libre se le da a la gente lo que quiere y, si no lo quiere, es libre de rechazarlo y buscar otra cosa?
Ya, claro, Eso funciona unos tres días. [risas.]
Después, el tipo que tiene más éxito empieza a comprar la parte de los otros, y muy pronto deja de ser un mercado libre. Entonces te hacen tragar las cosas a la fuerza, tanto si quieres como si no, porque es el único que las tiene.
Luego, encuentra la manera barata de quedarse con la mayor parte del dinero, ya sea para vivir la vida o para invertir en cualquier otra cosa a su alcance de la que pueda sacar algo, comprando las partes de los pequeños empresarios. (...)
Poco a poco, el producto se volvió más insípido y artificial. La gente se acostumbró a esa falta de sabor y a esa artificialidad porque resulta más fácil; es predecible, confiable.
Es como una hamburguesa del McDonald's: sabes lo que puedes esperar. Se elimina el factor de incertidumbre. No va a ser una pasada, pero será comestible.
Es igual en todas partes: es práctico, cómodo y barato. Rápidamente, todo en la vida se reduce a eso. Todo en la vida se reduce a una hamburguesa McDonald's: es comestible, pero no tiene mucha sustancia.
¿Cree que hay una falta de moral en ese proceso?Sí, lo creo. Creo que hay que ser muy avaricioso y cruel para hacerle eso al mundo con el único fin de amasar una fortuna.
Entrevista de Gary Groth a Robert Crumb
publicada originalmente en
The Comics Journal, núm. 121, abril de 1988
R. Crumb: Entrevistas y Cómics
Gallo Nero Ediciones S.L.
2014