Para asegurar la autosuficiencia, las ciudades fomentaban o incluso forzaban la fusión de las pequeñas explotaciones para crear grandes extensiones de terreno dedicadas a la obtención de un solo producto, con lo que se aseguraba su mayor competitividad.
Los campesinos y sus familias tendían a producir lo que consumían y, a la vez, procuraban obtener un excedente con que atender a los pagos en especie, pero sin detraer nada de lo necesario para la propia subsistencia.
Roma tendía a gobernar o, dicho más exactamente, a percibir tributos a través de las ciudades, para lo cual organizaba a las élites locales, como los herodianos, a modo de cauces para la percepción de impuestos, que además se encargaban de trasformar los productos agrícolas en moneda que transferían a Roma (M. Corbier, "city, Territory and Taxation" en J. Rich y A. Wallace-Hadrill (eds.)).
Las ciudades organizaban la tributación y, por ello, también monetizaban las economías locales (K. Hopkins, "Economic Growth in Towns in Classical Antiquity" en P. Abrams y E.A. Wigley (eds.); Id., "Taxes and Trade" JRS 70 (1980)).
Por una parte, las élites locales entregaban a Roma unas cantidades en metálico y, por otra, costeaban los servicios de la maquinaria administrativa, adquirían las manufacturas locales y compraban a su precio pequeños objetos de lujo traídos de fuera (Cf. J. Patterson, "Settelment, City and Elite in Samnium and Lycia" en J. Rich y A. Wallace-Hadrill (eds.)).
Pero lo más significativo es que los gobernantes y las élites locales tenían que sufragar los costes de las construcciones civiles.
La urbanización del país, dirigida directa o indirectamente por la autoridad romana, influía también en la mercantilización de las sociedades agrarias: los campesinos pasaban de trabajar para asegurarse la subsistencia y disponer de un execedente a producir cantidades cada vez mayores de lo que necesitaban a fin de cambiarlas por monedas con que pagar los tributos, un proceso que hacía cada vez menos factible la autosuficiencia (Para una visión más positiva que la propuesta aquí, cf.
D. Edwards, "First Century Urban/Rural Relations in Lower Galilee" en SBLSP 1988;
Id., "The Socio-Economic and Cultural Ethos" en L. Levine, New York 1992; D. Adan-Bayewitz y I.
Perlman, "The Local Trade of Sephoris in the Roman Period" IEJ 40(1990)).
La mercantilización empujaba a los campesinos que seguían cultivando sus parcelas de propiedad familiar a endeudarse, luego a colocarse como arrendatarios y a partir de ahí, unos seguían vinculados a la tierra como jornaleros estacionales, o se hacían artesanos, mendigos o bandidos (j. Kautsky, The Politics of Aristocratics Empires; Gerhard Lenski, Power and Privilege (Nueva York; McGraw Hill 1966). Este proceso ha sido analizado en Palestina bajo los Herodianos en la importante obra de D. Fiensy, The Social History of Palestine. J. D. Crossan, The Birth of Christianity, 157-159, 215-235, han sugerido las implicaciones de la mercantilización de Galilea para entender el movimineto de Jesús. Sin referencia a Kautsky y su terminología, Freyne, "Jesus and the Urban Culture of Galilee", 600-610, ha señalado el mismo fenómeno en Galilea.)
EL Jesús de Galilea
Aportaciones Desde la Arqueología
Jonathan L. Reed
Ediciones Sígueme
Salamanca 2006