Me miró largo rato y rió. Dijo que aprender por medio de la conversación era no sólo un desperdicio sino una estupidez, porque el aprender era la tarea más difícil que un hombre podía echarse encima.
Me pidió recordar la vez que traté de hallar mi sitio, y cómo quería yo encontrarlo sin trabajo porque esperaba que él me diese toda la información. Si lo hubiera hecho, dijo, yo jamás habría aprendido. Pero el saber cuán difícil era hallar mi sitio, y sobre todo el saber que existía, me darían el peculiar sentido de confianza.
Dijo que mientras yo permaneciese enclavado en mi "sitio bueno" nada podría causarme daño corporal, porque yo tenía la seguridad de que en ese sitio específico me hallaba lo mejor posible. Tenía el poder de rechazar cuanto pudiera serme dañino.
Pero si él me hubiese dicho dónde estaba este sitio, yo jamás habría tenido la confianza necesaria para para considerar esto como verdadero saber. Así, saber era ciertamente poder.
Las enseñanzas de Don Juan
Carlos Castaneda
Selección Popular
Fondo de Cultura Económica
Madrid 1979
No hay comentarios :
Publicar un comentario