Ya escribí en día de otras elecciones sobre las cualidades deseables en un estadista, pero esta vez la cosa no está para bromas.
Todo lo que tienes es susceptible de serte arrebatado. Mira entre tus cosas. Ya faltan dos años de jubilación, parte de la sanidad, de la educación, de tu representación política, de tu dinero. Van flojeando algunas libertades que se conquistaron hace ventitantos años.
No podemos ver las caras de los que nos las robaron, pero se pueden ver las caras de sus representantes en los periódicos, en la televisión, y hasta en las vallas de tu ciudad.
Has tenido casi cuatro años para pensar qué vas a hacer al respecto.
¿De verdad lo habías dejado para el último día?
2 comentarios :
Pero lo más grave es la certeza de que sea meditada o improvisada, la decisión de meter en un sobre uno cualquiera de los papelitos que habrá en el colegio electoral, no supondrá el fin del robo de libertades que nos afecta y, desgraciadamente, lo único que nos quede puede que sea votar al que menos nos toque lo que debería ser intocable.
Touché.
Yo tampoco sé cuál es la solución. Pero el problema se ve claro.
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