viernes, marzo 02, 2012

Apología capilar

"¡Hermana mía! ¿Cómo puedes soportar la dureza de su barba cuando se extiende sobre tu pecho y te besa, cuando te pasea los bigotes por encima de los labios y las mejillas?"
La otra replicó: "¡Necia! ¿Es que el árbol es bello sin hojas o el pepino sin sus pelillos? ¿Es que has visto en el mundo algo más horrible que un tiñoso sin pelo?
¿No te das cuenta que la barba de un hombre es como las trenzas en la mujer? ¿Cuál es la diferencia que hay entre la mejilla y la barba?
¿Es que ignoras que Dios (¡gloriado y ensalzado sea!) ha creado en el cielo un ángel que dice: '¡Gloria a Aquél que ha embellecido al hombre con la barba y a la mujer con las trenzas!'?
Si la barba no fuese algo bello, como las trenzas, no aparecerían citadas a la par, necia. ¿Cómo podría tenderme debajo de un adolescente que va más rápido que yo y que concluye antes de que yo empiece, abandonando a un hombre que cuando huele abraza, entra lentamente y cuando termina vuelve a la carga?"
Noche 424
Las Mil y Una Noches V. II
Traducción y notas de Juan Vernet
Editorial Planeta
 Barcelona, 1965

2 comentarios :

Erredé dijo...

No puedo estar más de acuerdo, donde hay pelo hay alegría, sin entrar en otros detalles citados al final del texto.
Pero un poquito de piedad con los lampiños, que también tenemos nuestro corazoncito, amen de otras cualidades sobre las que prefiero guardar un silencio complice.

victorzurdo dijo...

Como las cosas se entienden siempre en un contexto, en este caso el contexto de abundante barba característica de los persas, me parece que aquí se habla más de la madurez y serenidad que otorga la edad que no del hirsutismo propiamente dicho.

Aclarado lo cual, comprenda usted que cada uno barre para casa...