Estaba un día Antígono ocupado en dar audiencia a embajadores, y llegando a este tiempo Demetrio de la caza, se acercó a su padre y le besó armado como estaba, sentándose a su lado.
Antígono entonces, saludando en voz alta a los embajadores, a quienes ya había respondido, "también podréis -les dijo- anunciar lo que en nosotros habéis visto en orden a la unión en que vivimos", queriendo significar que la concordia y la confianza entre él y su hijo daba gran fuerza a su reinado y era demostración de su poder.
Porque estando generalmente los imperios reñidos con la comunicación, y llenos de desconfianza y discordia, tenía a gran dicha el mayor y más cercano de los sucesores de Alejandro estar tan distante de temer a su hijo que éste, armado de lanza, se llegaba muy cerca de su persona.