martes, noviembre 13, 2012

Ombligo de mono

 Entrar en una cueva con pinturas rupestres es como asomarse a un pozo de conocimiento muy profundo y oscuro, donde por más que miras no consigues ver el fondo, pero sabes que está ahí. Y si tiras una piedra, te devuelve un sonido tan extraño al oído que no consigues diferenciar entre el golpe en el fondo y el eco producido. Yo creo ver al final un espejo luminoso y redondo, con nuestro propio reflejo de mono vestido que le lanza piedras a la luna.
Me pregunto al precio de desaprender qué aprendimos a ser lo que somos. Esa mirada limpia a los bisontes del genio de Altamira contrasta con la torpeza mostrada al representar la figura humana, que es, sin embargo, el centro del dibujo en el Homo Sapiens del siglo XXI.
Ese pozo oscuro está en nuestros corazones, y es nuestra naturaleza. Y al fondo hay un ombligo enorme al que miramos con visión, no de pozo, sino de túnel.

5 comentarios :

Graciela dijo...

Altamira me encantó a mi tambien.
A cuantas preguntas invita ese lugar. Y cómo tu dices: que será todo eso que hemos olvidado?

victorzurdo dijo...

Pues tiene el Museo de Altamira una tienda de Souvenires fenómena. Me traje dos libros llenos de respuestas, así que ya te diré cuáles son las nuevas preguntas...
¡Qué bueno, verte por aquí! :)

faunanaturaleza,blogspot.com dijo...

Siempre que visito la zona y son muchas, me quedo con ganas de entrar pero por unas cosas o otras nunca acabo por hacerlo la próxima sin falta.

victorzurdo dijo...

Deberías. En confianza: en vez de, o además de ALtamira, visita la Cueva del Castillo, o la del Pendo. Ahí sí puedes ver las pinturas orginales, y vale la pena.

Sex Shop dijo...

Muy buenooooo!!!!!!!!