jueves, octubre 30, 2008

Pregúntale a India

En la India, cuando los viajeros entablan conversación entre ellos en los hoteles, los autobuses, o las salas de espera de los aeropuertos, no hablan de sus países de origen, ni de ninguno de los temas de conversación habituales entre turistas. Hablan de las sorprendentes anécdotas que sólo este viaje puede regalarles. Y al construir la narración le encuentran ese sentido que necesitaban para poderlo incorporar a su experiencia.
La India, como la mili o el LSD, forma parte de ese tipo de vivencias que marcan de alguna manera el carácter, y que generan una complicidad entre los que lo han vivido.
Y, sobre todo, son una fuente de batallitas capaz de acabar con la paciencia de cualquiera.
Dice Iván que allí, si repites cinco veces la misma pregunta, encontrarás cinco respuestas distintas.
Lo mejor es que, de algún modo, todas son verdad.
¿No es ese un buen motivo para repetir la pregunta?

lunes, octubre 20, 2008

Los días menguantes


Fue Kallan quien me habló de los espacios intermedios, mientras paseábamos una noche junto al puente que une Changspa y Leh. Y me habló de ellos precisamente para indicarme que no existen, igual que los espacios entre las palabras son parte de la caligrafía, y no interrupciones del escrito.
También en el tiempo contínuo de nuestras vidas tendemos a pensar en los momentos molestos como interrupciones. Y dejamos de poner atención, esperando a que nuestra vida se reanude para volver a disfrutarla.
Así, los días van menguando, según le vamos descontando los ratos que perdemos fregando los cacharros, lavándonos los dientes o dirigiéndonos al trabajo. Algunas personas no consiguen vivir más de tres o cuatro horas diarias.
A Baudelaire debería perdonársele la puñetera ambición de ser sublime, aunque sólo fuera por el deseo de constancia.