En la India, cuando los viajeros entablan conversación entre ellos en los hoteles, los autobuses, o las salas de espera de los aeropuertos, no hablan de sus países de origen, ni de ninguno de los temas de conversación habituales entre turistas. Hablan de las sorprendentes anécdotas que sólo este viaje puede regalarles. Y al construir la narración le encuentran ese sentido que necesitaban para poderlo incorporar a su experiencia.
La India, como la mili o el LSD, forma parte de ese tipo de vivencias que marcan de alguna manera el carácter, y que generan una complicidad entre los que lo han vivido.
Y, sobre todo, son una fuente de batallitas capaz de acabar con la paciencia de cualquiera.
Dice Iván que allí, si repites cinco veces la misma pregunta, encontrarás cinco respuestas distintas.
Lo mejor es que, de algún modo, todas son verdad.
¿No es ese un buen motivo para repetir la pregunta?
jueves, octubre 30, 2008
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